Este artículo es la segunda parte de la serie sobre bioherbicidas en México. En la primera parte, exploramos qué son los bioherbicidas, sus beneficios y el papel de los Faros Agroecológicos en su implementación. Ahora, continuaremos profundizando en la eficiencia de estos productos, las iniciativas gubernamentales y comunitarias, así como el futuro de los bioherbicidas en el campo mexicano.
Eficiencia y resultados en los cultivos mexicanos
En campos experimentales de Sonora y Tamaulipas, se realizaron pruebas comparativas entre bioherbicidas y glifosato. Los resultados fueron alentadores: en cultivos como el maíz y el trigo, los bioherbicidas lograron controlar malezas como el pasto banderilla y el amaranto de Palmer, dos especies que suelen ser resistentes al glifosato. A pesar de que inicialmente las aplicaciones de bioherbicidas mostraban una menor eficacia que el glifosato, con el tiempo los resultados se estabilizaron, y estos productos lograron mantener un control superior al 90% de las malezas a los 28 días de la aplicación.
Uno de los hallazgos más interesantes fue que, aunque algunos bioherbicidas pueden ser más costosos que el glifosato, ofrecen beneficios adicionales como la estabilidad del control de malezas a largo plazo y su capacidad para ser utilizados en agricultura orgánica sin comprometer el rendimiento de los cultivos.
Iniciativas gubernamentales y comunitarias: El impulso a los bioinsumos
En México hay varias empresas que han generado formulaciones bioherbicidas y actualmente se cuenta con 3 bioherbicidas mexicanos que están comercialmente disponibles. Estos bioherbicidas son una alternativa inmediata para producir alimentos libres de glifosato. El volumen de producción a nivel nacional es de 3 600 000 de litros anuales, los cuales pueden ser escalables. Su comercialización se realiza por pequeñas y medianas empresas mexicanas. Para más información, puedes consultar la fuente [aquí]
En el marco de programas como Sembrando Vida y Producción para el Bienestar, se ha promovido la producción comunitaria de bioinsumos, que incluye bioherbicidas. Hasta la fecha, se han producido más de 67 millones de litros de bioinsumos líquidos y 350 mil toneladas de bioinsumos sólidos, lo que demuestra que el campo mexicano está en plena transición hacia una agricultura más ecológica y sostenible.
Además, el Conahcyt ha desarrollado tres bioherbicidas completamente mexicanos, que ya están listos para ser escalados a nivel industrial. Esto significa que, en el futuro cercano, habrá suficiente oferta de bioherbicidas para cubrir la demanda de los agricultores que busquen alternativas más seguras y ecológicas para el control de malezas.
El futuro de los bioherbicidas en México
El panorama de los bioherbicidas en México es prometedor. Con el apoyo del gobierno y las crecientes investigaciones científicas, estos productos están tomando un papel central en la transición hacia una agricultura más sostenible. Si bien aún existen retos, como el costo de algunos productos y la necesidad de aumentar su eficacia en ciertas condiciones, los bioherbicidas ofrecen una solución viable y ecológica para el control de malezas en el campo mexicano.
En los próximos años, se espera que los bioherbicidas desempeñen un papel fundamental en la protección de cultivos y en la reducción de la dependencia de herbicidas químicos como el glifosato. Con investigaciones en curso y un creciente apoyo para la producción de bioinsumos, México está bien encaminado para convertirse en un referente mundial en agricultura agroecológica.
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